Cuando se examina la cuestión de la eficiencia energética de los edificios, en ocasiones da la impresión de que se comienza la casa por el tejado. Aparte de concentrar los esfuerzos en lograr una producción energética limpia, es útil entender qué está en nuestra mano para disminuir consumos y paliar pérdidas energéticas. Las casas pasivas llevan años lográndolo.
¿QUÉ ES UNA CASA PASIVA?
El término casa pasiva se define bajo un estándar de construcción concreto que se rige bajo los principios de máxima eficiencia, confort y ser económicamente accesible. Así lo señalan oficialmente desde el Instituto de Casas Pasivas. Este organismo hace hincapié en que no se trata solo de construir viviendas eficientes.
Es, más bien, un concepto arquitectónico que “puede aplicarse por cualquiera y en cualquier parte“. Desde el Instituto explican que las construcciones pasivas son capaces de ahorrar un 90% más de energía con respecto a las viviendas tradicionales; y un 75% en relación a la media. Además, su modelo de construcción sirve tanto para climas gélidos, como calurosos.
NACIMIENTO DEL CONCEPTO Y DEL ESTÁNDAR DE CASAS PASIVAS
Esta tendencia en la construcción, que se enmarca dentro de las corrientes de arquitectura ecológica y sostenible, posee una “doble procedencia”. Por una parte, el término nació en la década de los 70 en Estados Unidos. La crisis del petróleo creo el impulso suficiente para que en EEUU y Canadá se apostase por construcciones que adaptaban su naturaleza a la climatología del lugar. El Departamento de Energía de EEUU estableció pautas de edificación específicas para 16 regiones climáticas dentro de su territorio.
Ya en la década de los 90, nacía el estándar oficial en Alemania (passivhaus), impulsado por Bo Adamson, de la Universidad sueca de Lund, y Wolfgang Feist, del Institute for Housing and the Environment de Darmstadt, en Alemania. En 1996 se fundaba el Instituto con el objetivo, no de monopolizar el concepto de una perspectiva técnica, sino de compartir el conocimiento, fomentar la cooperación y poner en marcha el actual instrumento de homologación que certifica las casas pasivas.
¿CÓMO ES UNA CASA PASIVA? LOS CINCO PRINCIPIOS QUE EXPLICAN SU ÉXITO
Los “secretos” de las casas pasivas parten de cinco principios.
Aislamiento térmico del exterior
Se fundamenta en incrementar las capas de aislante térmico en la vivienda, aumentando su espesor y cubriendo más zonas, de modo que queda completamente envuelta, salvo en el caso de ventanas y puertas.
Anulación de puentes térmicos
Consiste en encontrar los puntos más fríos de las viviendas a través de los cuales el calor tiende a transferirse y escapar, como las esquinas y las juntas. Existen diferentes técnicas para paliar esa pérdida energética que, además, inciden en una menor condensación y aparición de humedades.
Reducción de las filtraciones de aire.
Con la misma intención, pero aplicando una técnica de presión, se identifican dónde se encuentran los flujos de aire en la vivienda de cara a hacerla hermética con respecto al exterior.
Ventilación mecánica
Estos sistemas de ventilación se valen de las condiciones previas del aire de la vivienda para pre-calentar o refrigerar el aire que penetra y, al mismo tiempo, purificar el aire viciado. En función del clima del lugar, pueden utilizarse para reducir o incrementar la humedad en el ambiente.
Optimización de la orientación
Este punto se centra en especial sobre puertas y ventanas, sobre su posicionamiento en función de la orientación de la vivienda, el clima y la evolución según la época del año. Y es que las casas pasivas son, después de todo, un ejemplo de arquitectura adaptativa que busca aprovechar al máximo las condiciones pre-existentes del lugar donde se erigen.
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