Río de Janeiro y Singapur: el ciudadano como agente transformador

Río de Janeiro y Singapur: el ciudadano como agente transformador

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Artículo invitado escrito por Daniela Hirsch para Bright Cities..

Mientras Río de Janeiro perdía su posición como capital de Brasil en los años sesenta, Singapur preparaba su independencia del Imperio británico. Desde entonces, las dos ciudades costeras (de hecho, Singapur es una isla) han seguido diferentes caminos para modernizarse. Sin embargo, ambas poblaciones tenían el mismo deseo: calidad de vida y todo lo que conlleva esta expresión.

Considerada una de los tigres asiáticos en la siguiente década, Singapur pasó de la pobreza a la prosperidad gracias a, principalmente, su política de apertura económica e incentivos a la inversión extranjera. En paralelo, el gobierno de esta ciudad-estado (un estatus que permitió una toma de decisiones más fácil, ya que funciona como un país independiente con un gobierno autónomo) invirtió considerablemente en educación pública de alto nivel y en políticas de vivienda que garantizan una casa en propiedad para la gran mayoría de la población.

Al mismo tiempo, en las costas del océano Atlántico, Río de Janeiro sintió los inconvenientes de una economía cerrada a las multinacionales y las consecuencias del déficit habitacional y educativo del país. El crecimiento descontrolado de la ciudad brasileña escaló las montañas con construcciones irregulares que suelen ser vulnerables a las fuertes lluvias. La movilidad urbana se convirtió rápidamente en un problema para sus residentes que intentaban sobrevivir en un enclave natural maravilloso pero con deficiencias en infraestructuras básicas.

En el cambio del siglo XX al XXI, Singapur ya destacaba como candidata prometedora para convertirse en una ciudad inteligente. Como ejemplo, en el 2000 alcanzó la universalización de los servicios del agua y alcantarillado. Sin embargo, el 13,7 % de la población de Río aún no tiene acceso a la recogida de aguas residuales, según datos de 2019.

Singapore_Bright

**En 2018, con 5,6 millones de habitantes, Singapur tenía un PIB de 66 000 dólares estadounidenses per cápita. **Ese mismo año, Río de Janeiro, con casi 6,7 millones de habitantes, tenía un PIB per cápita de 14 000 dólares estadounidenses. Esta enorme variación refleja, no solo la disparidad en el poder económico de las personas, sino también la productividad, que está relacionada tanto con el empleo como con los servicios básicos que incluyen salud, educación, vivienda y movilidad urbana, entre otros.

«Desde la perspectiva de una ciudad inteligente, cuando observamos a Singapur y a Río de Janeiro, en vez de compararlas, debemos entender que ambas tienen aspectos que mejorar y actualizar si pensamos en la calidad de vida de sus residentes. La época industrial transformó ciudades en los siglos XIX y XX. Pero es la tecnología la que permitirá soluciones innovadoras y viables en el siglo XXI», analiza Raquel Cardamone, CEO de Bright Cities, una empresa emergente que reúne, analiza y conecta información (más de 160 indicadores) para hacer diagnosticos de ciudades de cualquier tamaño alrededor del mundo y, de acuerdo a los resultados, proporciona una hoja de ruta para actuar con prioridades y soluciones demostradas.

«Tanto Singapur como Río de Janeiro entienden que incorporar prácticas de desarrollo sostenible para enfrentarse a los desafíos urbanos implica de manera necesaria invertir en tecnología para revisar y mejorar los procesos» añade Raquel.

Lecciones del tigre

Actualmente, Singapur recopila soluciones de referencia en diferentes sectores de los servicios públicos, posicionándola en lo más alto del ranking de ciudades inteligentes. Con la entrada de tanto dinero, sus mandatarios se dieron cuenta rápidamente de que la tecnología sería un gran aliado en su búsqueda incesante de alternativas para solucionar problemas y mejorar la vida de las personas.

Y estas soluciones no siempre significan grandes inversiones. En muchos casos, los gestores públicos de Singapur combinan buenas ideas con la participación de los ciudadanos como co-creadores de satisfactorias puestas en práctica. Entre las novedades que Singapur implementó durante los últimos dos años están las aplicaciones myResponser y Moments of Life. Los ciudadanos voluntarios con conocimientos de primeros auxilios se registran en la aplicación myResponser. En situaciones de emergencia donde se ven implicadas vidas humanas, se avisa a los voluntarios más cercanos para ir a ayudar. En los primeros meses de funcionamiento, la aplicación ya tenía más de 14 000 suscriptores. El compromiso de la población anima a los homólogos gubernamentales. La aplicación Moments of Life es un gran ejemplo: agiliza los servicios burocráticos en los momentos clave de la vida de un ciudadano como el registro de un nacimiento, de un certificado de matrimonio e incluso una notificación de fallecimiento.

Ideas como esta pueden aplicarse en innumerables ciudades alrededor del mundo, razón por la cual Bright Cities concentra estas soluciones urbanas en su catálogo de sugerencias viables, las cuales han demostrado su efectividad y sus ventajas. A partir de estas ideas, se elaboran estrategias de ejecución y prioridades, según la realidad de la ciudad.

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El momento de la cuna de la samba

En 2013, Río de Janeiro recibió la visita del Papa, albergó el Mundial de fútbol en 2014 y las Olimpiadas en 2016. Pero antes de hablar sobre estos eventos de visibilidad internacional y que requerían un fuerte control logístico y urbano, volvamos al año 2010. **El 5 de abril de 2010 hubo unas lluvias torrenciales en la capital de Río de Janeiro. **Irónicamente, esta fecha se convirtió en la semilla de un proyecto de referencia mundial: el Centro de Operaciones de Río (COR). En ese momento, el alcalde quería integrar las acciones de diversos organismos públicos, por lo que surgió la idea del centro de operaciones, enfocado en acciones de emergencia para ayudar a la ciudadanía.

«Cuando comenzamos a desarrollar la estructura de COR, nos dimos cuenta pronto de que podía ser mucho más. Sería un centro de operaciones urbanas integradas y, tras comprender el comportamiento de la ciudad, empezaría a actuar con una visión más amplia y más conectada a las políticas públicas», explica Alexandre Cardeman, asesor especial del COR. Y, de hecho, así sucedió. Se recolectaron datos de diversas entidades y se supervisaron muchas acciones con mayor firmeza sobre los problemas y sus causas. Así, la ciudad estaba mejor preparada para albergar eventos internacionales y recibió premios de renombre mundial por las soluciones que se utilizaron.

Al igual que Singapur, en 2018 Río de Janeiro también comenzó a invitar a sus ciudadanos a participar en la construcción de alternativas para mejorar la calidad de vida de la ciudad. Con el radar puesto en las infinitas posibilidades tecnológicas, el COR creó su primer reto enfocado en las ciudades inteligentes para reducir los problemas derivados de las inundaciones. Las empresas emergentes se apuntaron con ideas viables y una de las seleccionadas propuso la instalación de sensores en postes para medir la altura del nivel del agua en la calle. Con esta simple medición en tiempo real, fue posible redirigir el tráfico o evitar que las personas caminaran por la zona. En una etapa posterior, se instalaron pluviómetros para confirmar los datos e indicar el volumen de lluvia en la zona para conocer el tiempo de escorrentía, entre otros datos. Después de este desafío, también se llevaron a cabo otros con gran éxito.

Rio de Janeiro

En la actualidad, el COR tiene una estructura que incluye 500 profesionales que trabajan en diferentes turnos, las 24 horas del día, más de 800 cámaras y más de 880 incidentes grabados al mes. El ecosistema de innovación del COR contiene 70 socios del ámbito público y privado. «La eficacia de nuestras acciones y colaboraciones hace que COR sea una institución sólida, capaz de continuar su programa independientemente del cambio de gobierno», afirma Cardeman. Y este trabajo constante se confirma a través de más de 1,3 millones de seguidores en sus redes sociales, los cuales también se benefician de estos servicios.

Singapur y Río de Janeiro, al igual que miles de ciudades por todo el mundo, son capaces de crear e implementar alternativas, explorar la innovación y la tecnología para mejorar la prestación de servicios públicos y, en consecuencia, la vida de sus ciudadanos. Desde nuestro punto de vista, la colaboración entre ciudades es más valiosa que las comparaciones, pero vale la pena reflejar la importancia de tener un proceso contínuo e integrado en la búsqueda de soluciones viables en todos los ámbitos de la administración pública que dirige una ciudad.

Singapur nunca lo ha perdido de vista; sus índices educativos, así como en las áreas de sanidad, movilidad y muchas otras, reflejan este camino constante. Tanto los residentes como los visitantes de Río de Janeiro se han dado cuenta claramente de que la falta de inversión en otros sectores públicos impide que la ciudad mejore bajo la bandera de las ciudades inteligentes. El COR solo no hace verano, ni siquiera en una de las ciudades tropicales más bellas del mundo.

Educación, sanidad y empleo

Al revisar algunos de los más de 160 indicadores dados por la plataforma de Bright Cities, es interesante mencionar que no hay apenas diferencia entre Singapur y Río en términos de educación… incluso el número de personas con educación superior. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos indicadores se refieren a cantidad y no a calidad. En lo que respecta a la salud, las cifras muestran que la ciudad asiática tiene mejor infraestructura (es decir, número de camas), pero no hay grandes diferencias en cuanto al número de médicos.

En Río, la tasa de desempleo es elevada y esto también se refleja en la proporción de empleo-vivienda, que es baja en comparación con Singapur. Al mismo tiempo, el número de empresas (incluidas las empresas emergentes), de acuerdo con el número de habitantes, es más bajo en la metrópoli brasileña, incluso tras los grandes progresos que ha logrado Río en la simplificación de apertura de negocios.

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Bonus track: conversación con Bruno Ramos, CEO del Centro de Operaciones de Río (COR):

COR_Rio

El impacto de la discontinuidad de las administraciones públicas en el camino para convertirse en una ciudad inteligente.

El cambio en la dirección tiene sus desafíos, empezando con la transición entre gobiernos, pero en general es importante arrojar luz a los problemas y los aspectos a considerar de las instituciones públicas. Esta nueva mirada a la agencia administrativa es positiva, tanto para la mejora como para la mejoría de proyectos. Es más, creemos que hay maneras de evitar esta discontinuidad, como la institucionalización de la cooperación. Un ejemplo son los convenios técnicos para fomentar la economía creativa con instituciones de renombre, universidades, empresas emergentes, compañías innovadoras, creando así un ecosistema autosostenible que presenta resultados sólidos capaces de superar cualquier cambio en la administración.

En el caso del COR, el propio concepto de ciudad inteligente al que se inserta la administración, también permite la continuidad de su propuesta sin dañar el funcionamiento urbano. Trabajamos de acuerdo con protocolos que ayudan a la toma de decisiones y vamos más allá, buscamos mejorar aún más estos protocolos para dar una respuesta cada vez más rápida y enérgica. Además, contamos con equipos técnicos cualificados y de varias administraciones públicas con experiencia, la mayoría de los cuales son funcionarios de carrera. Desde que llegamos, no hemos interrumpido proyectos, al contrario, hemos renovado y buscamos nuevas colaboraciones. Solamente en el primer trimestre, firmamos siete colaboraciones que beneficiaron a los cariocas, sin coste alguno para el municipio, lo que permitió avances en el área de vigilancia, tecnología, innovación y comunicación. Desde el inicio de la gestión, retomamos el gabinete de crisis con la movilización de la secretaría para actuar en situaciones de emergencia y en apoyo de acciones preventivas contra los efectos de las fuertes lluvias.

Sobre tecnología y colaboración con pequeños negocios para utilizar soluciones inteligentes.

Sin ninguna duda, la tecnología nos lleva a colaborar con pequeñas empresas, con soluciones inteligentes e innovadoras para ciertos tipos de solicitudes. Contamos con un ejemplo reciente de este tipo de colaboración, la que acabamos de firmar con la empresa emergente Noah. El acuerdo permite monitorizar las áreas inundadas usando sensores inteligentes en las carreteras. El objetivo es minimizar el impacto de la lluvia, siempre dentro de la propuesta de la adminitración de invertir cada vez más en tecnología, destacando Río como una ciudad inteligente y atendiendo las demandas de la población.

Se firmó otra colaboración excepcional con SurfConnect, lo que permitó compartir las cámaras exclusivas de la costa de Río de Janeiro para observar y responder a los efectos causados por la lluvia y el oleaje. Cabe señalar que, incluso en tiempos de dificultades económicas agravadas por la pandemia de la COVID-19, estamos logrando, gracias a la buena gestión y a la creatividad, ampliar el seguimiento y la comunicación de los efectos de los incidentes a los cariocas a través de estas colaboraciones.

El COR tiene un programa de innovación abierta que es pionero en la sección de control urbano y centros de control en Brasil. En el proyecto principal de este programa, Desafio COR, presentamos problemas que tenemos para mejorar nuestra actuación en la gestión integral del funcionamiento de la ciudad y seleccionamos empresas emergentes para desarrollar soluciones a estos desafíos. Las mejores soluciones están integradas en nuestros procedimientos y reciben certificados técnicos del COR. Ya hemos realizado dos ediciones del COR Challenge, con alrededor de 30 empresas emergentes participantes y tres soluciones que ya han sido certificadas. Además de ser un espacio para gestionar el funcionamiento de la ciudad, queremos transformar nuestra sala de control en una plataforma para crear soluciones también para ciudades inteligentes,y estamos buscando activamente socios para participar en este viaje de innovación con nosotros.

Desafío del COR

Nuestra meta principal es invertir en inteligencia artificial y en el Internet de las cosas para poder ser cada vez más predictivos, anticipándonos a los eventos y minimizando los impactos en la vida diaria de la movilidad en Río. Trabajaremos para recuperar el protagonismo de Río de Janeiro en el escenario de las ciudades inteligentes, retomando muchas de estas iniciativas e invirtiendo en nuevos indicadores y metas incluidos en la planificación estratégica de la ciudad y siguiendo estándares internacionales. Nuestro objetivo es ver a Río ocupar una posición destacada en el ámbito nacional e internacional del ranking de ciudades inteligentes. Esto tendrá un impacto directo en las vidas de los cariocas, con mejores servicios y calidad de vida.

Imágenes | Shutterstock (12), Marcelo Piu/COR.

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